jueves, 29 de marzo de 2012

Tú y ahora yo.

Llorar por dentro es posible.
Manar como una corriente subterránea y agitarse la vida on the rocks.
Cuando cierro los ojos se abre una ventana. Deslumbrada.
He liberado a la otra yo que fui yo de unas cuantas capas en sombra, me quedo otras porque hasta Caperucita tiene que protegerse.
Reconocí a mi bestia, qué pena de bestia- me dije mientras lamía mi mano, la acuné como a un hijo y casi sin herirla, le indiqué el camino.
Veo venir a los otros, armados hasta los dientes, testaferros de su palabra y les muestro mi pecho desnudo. Ésta es la otra yo que fui yo que yo soy.
Qué placer cerrar heridas, perder el tiempo, seguir de frente. No.

Mírame: no.
Fuiste en mí, llave y respuesta, pasaste como el agua y yo soy río. Cantamos juntos, dormimos. Pasamos la vida.
GRACIAS.

Mírame: sí
Te quiero libre, a pleno pulmón, sobre las aguas.
Bienvenido a esta otra yo que fui yo, que yo soy que estoy siendo. 

jueves, 2 de febrero de 2012

Hoy leyendo el artículo de El País sobre el precario estado laboral de los bailarines en este país, me han entrado unas ganas terribles de actualizar mi blog y de añadir unas cuantas reflexiones.
Me han venido a la cabeza los repetitivos comentarios de gente cercana cuando te oyen suspirar o maldecir tu porca miseria y te dicen algo así como: Bueno, al menos, estás haciendo algo que te gusta.
Y se quedan más anchos que el Mediterráneo. De buenas a primeras, estas palabras parecen un halago, contienen incluso un deje de envidia que cómo vas a contestar con desdén.
Pues sí, parece ser que me gusta lo que hago, lo que sucede es que llega un momento que no me queda claro qué es lo que hago. Para poder sobrevivir tengo que diversificarme tanto que aunque en el fondo de mi cabeza haya una luz que me guíe hacia lo artístico, llego tan cansada al final del día que casi, se me olvida.
El hecho de que me dedique a "lo artístico" y que además, lo ame, no significa que no tenga derecho a cobrar dignamente por ello. 
Es como si a un profesor, un panadero, un futbolista o un científico le preguntasen: ¿te gusta tu trabajo? y si la respuesta fuese afirmativa, redujesen su salario brutalmente, y le condenaran a la inestabilidad y precariedad el resto de su vida.
El artículo que cito habla de la danza, pero para más inri he tenido también la fortuna de inclinarme hacia el teatro: hermana pobre no, expósita de las Artes (¡Vaya ojo! diría mi madre) 
Alguna vez he escrito que me dedico a esto porque no sé dedicarme a otra cosa. He mentido. Claro que sé dedicarme a otra cosa. Lo hago todos los días. He vendido ropa, cuadros, libros, he cuidado niños, he trabajado en un taller de carpinteria, de vidrio, he dado clases de particulares, a grupos, a jubilados, he repartido publicidad... me he comido toda la basura laboral que se pueda imaginar uno mientras estudiaba y sigo ahora, que ya no estudio oficialmente (porque no puedo, hoy por hoy, pagármelo)
Así que, sí, sé hacer otras cosas. Cosas que me amargan, que agotan mi creatividad y que adormecen pero no matan la vocecita que por las noches me pregunta: ¿y de lo tuyo qué?
De lo mío? qué es lo mío? trabajar si puedes en lo que sea si te dejan. Y ser feliz porque me gusta lo que hago. 

Siempre hay trolls absurdos y descerebrados (así estarán a salvo del holocausto zombie que se avecina, no hay más que sintonizar Intereconomía) que ponen en duda el valor de lo artístico como enseña de un país, que menosprecian su labor moral, didáctica y enriquecedora . Gente que minusvalora las horas de estudio, la formación y los sacrificios. Gente que te minusvalora, y eso incluye a algunos compañeros de profesión que ante la ingeniosa frase de: ¡Maricón el último! pisan sin vergüenza a sus congéneres cuando algún día pueden ser ellos los machacados por otros advenedizos. La ley del capitalismo lo ha contaminado todo, hasta el sentido común, entendido éste como una suma de sentidos particulares que no pasan sólo por la cartera.
Y ahí estoy yo, manteniendo una media sonrisa ante la frase: BUENO, AL MENOS TE GUSTA LO QUE HACES mientras siento que me duele la rodilla porque me lesioné preparando una actuación o una clase y no puedo cogerme baja, o pensando que cuando llegue a casa tengo que:
- Rascar la nevera de mi madre para prepararnos la cena (la pobre mujer trabaja por 700e en un sitio inmundo no, lo siguiente)
- Sentirme culpable por rascar su nevera y no rascar la mía porque no tengo una propia porque no tengo casa porque no me lo puedo pagar porque me dedico a una profesión de mierda que todo el mundo considera la hostia pero que luego no se cortan un pelo a la hora de racanearte una clase o una entrada.
- Enviar doscientos, quinientos curriculos actualizados, a color en pdf en la plantilla más original creativa de las dosmilquinientas que otros ya hayan enviado.
-Mirar por internet clases, talleres, masters que no puedo pagar pero con los que fantaseo continuamente porque sin aprender uno no puede, ni debe vivir. Escoger uno para hacerlo y cuando estás a punto de comprometerte, hacer cálculos y echarte atrás.
-Frustrarte.
-Mientras te frustras, llegará tu madre y dirá: qué mierda de cena es ésta- porque viene cansada y cabreada con el mundo y yo cabreada conmigo mismo y con el puto teatro y con mis múltiples jefes empresarios o exartistas tan jodidos como yo. Discutiremos
-Te frustrarás más.
- Llamar a tu amor o a tu examor, o a tu amiga del alma para llorarle un rato pero nada, nada, pondrá paz a ese dolor .
-Intentar dormir.
- Recordar que no he escrito, o que me queda aún algo por preparar.
- Soñar con el ministro Werth protaurino, antidoctrinal, "de los nuestros" como dijo en la gala del José María Forqué. Soñar con la empresa que me contrata para la Comunidad de Madrid y que se queda con el 80% de mi sueldo. Soñar con Esperanza Aguirre.
-DESPERTAR.

Y despedirme con dos besos de esa persona que, satisfecha, ha creído acallar mi media queja (par de mi media sonrisa) con su frase y que piensa que vaya suerte tengo, igual que decía el clérigo a Lázaro de Tormes mientras le daba las raspaduras del pan, roídas por los ratones: Come Lázaro ¡Come y triunfa, que el ratón cosa limpia es!

TRIUNFA.

Una canción para terminar: 


Nota a pie:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/otras/profesiones/bailarines/elpepucul/20120109elpepucul_5/Tes

martes, 20 de diciembre de 2011

Bye bye

Hoy ha sido un día en el que he tenido que respirar hondo y preguntarme de nuevo por qué me dedico a bailar. No es la primera vez que me lo pregunto y no es la primera vez que me tropiezo con determinadas personas cuyo cerebro y corazón son inmensamente proporcionales a su ego.
 
No quiero mencionar nombres para no mancharme la boca y por extensión, el alma; he pasado todo un año depurando su presencia nefasta. Quienes me conocen los conocen, quien se dé por aludido que coma ajos y se aparte. 
Una parte de mí baila y enseña, otra escribe. Durante mucho tiempo me he preguntado en secreto el por qué de esta querencia si lo más sencillo sería dejarse llevar. 
Estas dos mitades que son yo misma han pugnado por primar en mi vida, y si escribía más pensaba: ya no bailo y, si bailaba más, sentía: lo que yo quiero es escribir.
Hago todo esto porque lo amo. Lo amo como no amaré a ser humano alguno. 
Lo amo por encima de mí misma y de lo que se espera de mí.
Por ello, cuando la vida o el destino o la casualidad me enfrenta a ellos, debo recapacitar y echar mano de la autoestima de reserva porque ellos están ahí, por donde quiera que vayas, en la danza o en el teatro y me temo que en todas partes. La diferencia dañina e irónica estriba en que trabajamos con arte y el arte nace de las emociones y la emoción es una puerta abierta. 
Si uno tiene por compañero en el curro a la perra de Satanás, se irá a su casa maldiciendo aunque volviendo a su vida. Aquí no. Aquí te llevas un trocito de sus malas babas. Y no porque su opinión sea realmente trascendental, de hecho suele ser obtusa, sino por falta de respeto.
Cualquiera que se haya involucrado en la difícil tarea de sacar adelante un proyecto artístico sabe lo díficil, lo descabellado que es. Montar una coreografía lleva horas, meses sino años, escribir un texto.Por respeto, señores. RESPETO.
No tenemos suficiente con la que está cayendo para que nos acuchillemos los unos a los otros.
¿Cómo reconocerlos? fácil, todos quieren hacer Arte, y todos quieren de alguna forma cambiar el mundo... anda, como yo, pensará más de uno... el escalón sobre el que se sustentan, talento aparte si lo hubiera, es el cráneo del compañero. En danza te miran de medio lado, melena al viento, y te preguntan con quién has estudiado y si pueden, absorben tu creatividad a cambio de nada. En teatro, te lanzan referencias de libros que quizás se leyeron, se significan como los salvadores, y sobre todo ni siquiera escuchan lo que tengas que decir. Cuando comienza tu intervención o tu lectura les percibes inmersos en una letanía, la voz de su propio ego recitando para sí mismo: yo lo hago mejor.
 Claro, evolución natural, Darwin, el mono y toda la familia. Toda su familia.
Así que hoy, ante la muestra evidente de hijoputez atmosférica, he respirado hondo, he dicho: yo soy y yo sé.
Fuera lastres y a empezar el año con una sonrisa. 

Que os jodan tanto como jodéis, en todos los sentidos.
Besitos, caris.

 

viernes, 10 de junio de 2011

Soy de esas personas que aguarda su golpe de suerte. Golpe en el sentido de que te deje sin él por su potencia.
Sin dejar de soñar con un futuro mejor pero sin dejar de recordar el pasado, suelo llorar más por lo que perdí que por lo que pierdo.
Quisiera atrapar a la suerte y darle una buena tanda de azotes, por veleidosa, por fijarse en gente que hace más ruido que yo, por dejarme siempre las migas del banquete pero sé que debo portarme bien, y ponerle velas, y desearle suerte a la suerte.
Ella llegará un día, descalza y con el cabello suelto, y será toda mía. Amaré a esa suerte como ella seguramente no me vaya a amar, con entrega. La he estado esperando y he hecho méritos, estoy preparada. Sé lo que es la pérdida, conozco la decepción, la alegría de las pequeñas cosas. Ahora quiero que crezca todo y me engulla como el verde de la selva. 
Mientras me encuentra, amaré a mi amor, afilaré mi pluma, besaré a mis amigos y prepararé nuestra cama. Para que no vuelva a marcharse sin llevarme dentro.

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