martes, 21 de diciembre de 2010

Tu nombre olvidado

Aquella mañana en cuanto abrió los ojos descubrió un techo sobre sí.
Un techo blanco, ligeramente agrietado, de donde una vez pendió un móvil de estrellas.
Miraba un techo, su techo, porque hasta donde la memoria alcanzaba los despertares nacían con una respiración rota y un arrojarse al fango.
Podría deambular por la cornisa de escayola, podría prescindir de su cuerpo el tiempo que le viniese en gana. Sin prisa. Inmóvil como una salamandra de hielo, vibrando en ese parpadeo del amanecer cuando exuda una única lágrima, el llanto por el nuevo día.
Quiere abrir la boca y sacar por ella la cucaracha que durante toda la noche, ha pataleado en su cerebro. Desde la garganta no se hace la luz, ni en los ojos, fijos aún en la vertical. Ni por la nariz, ni por los oídos. Y el bicho arriba y abajo, arriba y abajo.
Y echa a caminar, el cuerpo se queda atrapado entre el colchón y la montaña de ropa. Recorre la habitación igualmente hacia el espejo de la cómoda. Puede que ante el cristal la cucaracha encuentre salida. Y descubre su imagen incorpórea atravesando con la mirada. Ojos que le pertenecen, bocanada de tierra. Alguien conocido frente al espejo, similar a quien un día fue, cuyo rostro sonríe en un marco de madera, desde una imagen en la red social.
Hace una eternidad que no contempla esos rasgos propios, han variado de los ojos verdes a los oscuros, un hoyuelo en la barbilla o un lunar en el labio. En otros, siempre en los otros. Tarareando entre los dientes una melodía de la que se apropió aquella noche insomne, desviando la percepción de un recuerdo ajeno y una historia vivida por personas anónimas.
La noche anterior no había regresado a la busca. No abrió la pantalla jadeando como una perra a la sombra del mendrugo.  Por una vez perdió la prisa por entregarlo todo. Y se quedó en la cama, mirando el techo, mientras de fondo sonaba un pitido tras otro, reclamos de veneno. Dosis minúsculas de ego.
Con la mano izquierda, la del corazón, se abre la boca hasta que cabe el puño; con la derecha se tapa los ojos. Tiene que sacar aquello que corre.
El techo, la cama, el cuerpo enguiñapado, el espejo, la habitación entera gira en bucle.
Ya con la punta de los dedos lo atrapa y lo va extrayendo lentamente, arrastrando en su salida restos de carne. Apenas parece moverse a la luz, se contorsiona extático.
Tiene que enfrentarlo.
Se descubre y lo descubre...
Eras tú. ¿Quién demonios eres ahora tú? 

miércoles, 15 de diciembre de 2010

DIARIO DEL 99

Hallé una caja con diarios desde mi infancia a la juventud,
el del 99 es un canto a un amor que me hirió profundo aunque no sé si fue consciente.
Demasiada sensibilidad encerrada en una voz de poeta.
Lástima que me valoren más cuando ya me han perdido.
Hoy me valen estas palabras para más de una persona.

"Me cansé de esperarte, de creer que por fin mañana saldría el sol.
Me cansé de nombrarte una y otra vez,conjurándote como un ánima para descubrirte en la niebla.
Se cerraron mis puertas una por una, a medida que  escogías los silencios como afiladas cuchillas envenenadas.
Se me agotaron los pasos hasta tu ventana donde te hacías poderoso en aparente fragilidad.
Cierro los párpados y sigues sonriendo, callado, arañándome por dentro. Me cansé de acariciarte en un mundo que te negaste a compartir por miedo.
No puedo, no debo, miles de NO con miles de verbos como candados.
Me cansé de vivir pero soy tan cobarde que hasta la muerte  me da la espalda y me posee una soledad despiadada que llega gritando tu nombre.

¿Dónde iran a caer tus palabras cuando ya no te escuche?
Dímelo. Callas."

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Abrir

Te miro y veo a alguien inteligente.
Te miro a ti y veo a alguien con tesón o a ti, que eres capaz de sacarle una sonrisa a una máscara de la tragedia.
Descubro tus pequeñas maneras removiendo el té y me gustaría adquirir esa fluidez en los gestos.

Escucho tus palabras y se me convierten en un mantra complejo.

Contemplo cómo te mueves entre los coches o sobre el parqué y empiezo a creer en vida extraterrestre.

Aprendo historias de tu infancia, anécdotas de aquel día cuando te dieron una sorpresa y deseo esa vida para mí, esa alegría secreta.
Descubro las líneas de tu mano, por ellas camino, adentrándome en un futuro precioso por el que tal vez me extravíe.

Te escucho cantar, tocar el piano, pronunciar el verso, salir de tu trabajo estable o recorrer el mundo en un coche alquilado. Todo me deslumbra, todo lo quiero para mí y lo quiero desde dentro.

Para conseguirlo abriré puertas, derribaré muros, trabajaré de forma incansable para demostrarte a ti, que soy merecedora de ello.
Qué tristeza de mérito cuando el anhelo se respira fuera, qué tristeza ahogar mi vida en lo que hagas o dejes de hacer mientras me das o no, migas de pan.

Y ha llegado la crisis en letras de molde. Con una grieta sangrante en lo más hondo.
No creas que esto ya lo has visto, por fin es diferente y terrible.

Lo que vaya a ser desde ahora, sólo me afecta a mí. Y desde aquí manará el agua.

viernes, 8 de octubre de 2010

LA FELICIDAD

Hace una semana que me propuse escribir sobre la felicidad.
Reconozco que mis últimos post han estado cargados de un tinte fatalista; a veces, la línea entre la tristeza real y la tristeza ficcionada se funde pero es tristeza al fin de al cabo, y la siento igual.
Pues bien, he estado dilatando esta entrada porque no encontraba algo feliz sobre lo que escribir. Nos pasamos la vida aguardando el milagro del cielo que nos recubra de gracia. Y no llega o cuando llega pasa de largo dejando una estela, eso sí, de melancolía.
En esta etapa de mi vida, etapa dura qué duda cabe, he descubierto y encontrado a gente realmente especial. Puede que antes no les prestase la atención adecuada o creyendo en eso de que todo llega en su momento, aún no hubiese llegado nuestro momento.  Quienes se fueron siguen camino y llevan mi amor con ellos, quienes entraron, bienvenidos sean, aunque no siempre esté a su altura.

En estos largos meses he emprendido un proyecto que me ilusiona, con bailarinas que admiro y de la que estoy aprendiendo que con fe y constancia cualquier idea puede convertirse en realidad.
Mi yo teatral ha llorado al finalizar Bruckner y ha reído porque se lo entregaba a mi pequeña familia, mis peoresdetodas. Se sacó también, unas manzanas del bolso y aunque estaban podridas, supo cumplir una promesa que aguardaba en el cabecero de su cama.
He sido valiente y cobarde con miles de canciones en la punta de la lengua, dispuestas al olvido y a los comienzos.
He viajado a sitios hermosos, he vuelto a lugares que debía mirar con los ojos de esta madurez recién hallada.
He dormido con mujeres tan cercanas a mí que lograron hacerme sentir parte de ellas.
He mentido por miedo.
He querido amar.
He amado y quizás logré desamar lo amado.
He mentido para que me amaran y he descubierto que no sirve de nada, que el viento sabe filtrarse en nuestras fisuras más profundas y sólo aflora lo que realmente vale la pena.
He empezado a perdonarme.
Me he mirado al espejo y he dicho: Bueno.
He logrado abrazar a personas que no conocían el abrazo.
He bebido vino desprovisto de pecado.
He mirado a los ojos a mi mayor monstruo y me pareció un tipo viejo y calvo.
Me han besado en medio de una calle, sin atender al tráfico ni a la noche.
He cantado canciones en la ducha y sentada en el borde de la acera.
Me han besado en lo alto de un cerro donde sólo nos quedaba el infinito.
He comenzado a recordar en vez de morir de añoranza.
Estoy empezando a creer en las promesas.
Protejo lo que creo valioso, procuro darme en cuanto soy.
Parece que cuando escribo sobre la felicidad sólo sé dar las gracias; me gusta compartirlo con vosotros.
Hoy, a estas horas, con este traje recién estrenado soy algo feliz. Y me pongo colorada. Será la falta de costumbre, el vértigo de lo que me espera ahí, entre la puerta y el gato.

Vaya, lo he conseguido.

lunes, 4 de octubre de 2010

MIEDO

Miedo
Miedo a perderme en mi cabeza, en la maraña de mis ilusiones.
Miedo a coger el teléfono, a abrir los emails, miedo a abrir la puerta por si acude el lobo feroz.
Miedo a aceptar de una vez por todas, que el camino que creí despejado no es más que un sendero repleto de trampas. Miedo a aceptar que caigo en todas y cada una de ellas.
Dañarme es tan sencillo como abrir un bote de mermelada. Uno cree no poseer la fuerza necesaria para hacerlo y de un simple giro de muñeca, quedo expuesta. Lo escribo en estas líneas para espantar a la bestia en forma de miedo.
Miro por la ventana. A través de mí a veces la luz se funde.
Me pregunto cuánto tiempo se puede seguir así.
Y siento miedo.
No hay de qué.
Lo hay de todo.
Alguien volcó mis vísceras en una copa de plata. Aquello sucedió hace una eternidad pero me dejó herida. Cada vez que avanzo dos pasos, uno retrocedo y uno me hunde. No es lamento, es dolor.
Y contra lo subterráneo no poseo una escala, ni de voz ni de color ni de cuerda.
Cuánto tiempo queda hasta convertirme en polvo. No, no quieres que me rinda.
Abro las manos. Dejo caer los brazos, cansados de sujetar las ganas. Sonreiré, tal vez me queje un poco, tomaremos café juntos, creerás que es una mala etapa en mi brillante porvenir y no te enterarás de nada. No penetrarás en mi miedo.
Mejor así.
Podrías desaparecer conmigo. Justo donde anida la luz perdida.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Se ha acabado el verano.
Ha terminado una etapa de mi vida, un año más.
Escucho canciones en bucle. Me quedo atrapada.
Intento hacer lo correcto y siempre tengo la sensación de equivocarme. No nos enseñan a perdonarnos, a darnos margen para el error o la duda.
He escogido este camino como Edipo después de matar a su padre. Adelante, siempre adelante, sin pasado no hay temor- escribía en Bruckner. Pero Layo vuelve convertido en fantasma y me golpea en el corazón como si fuese una piñata. Sangro.
Soy la mejor de los peores, y la peor de los mejores. Nada más. De ahí que algunos crean admirarme. Están equivocados, deslumbrados con el reflejo de lo que proyectan en mí. No es real. Soy un falso rey con el pecado del incesto en la boca.
Sólo cuando a mi alrededor he extendido la peste, cuando quienes me amaron perdieron la vida y quienes me aman se han contagiado, he de asimilar que esta corona no me pertenece, no la merezco. Ni siquiera es de oro, me la regalaron en un burger por conservar el aspecto infantil.
Mi reino no es de este mundo, ni de otro. No tengo reino. No tengo nada. Y lloriqueo lastimera, para que me digan - no es para tanto- y odie esas palabras.
El puto Tiresias me vaticinó que algo así sucedería, que nada sería suficiente porque ése es mi castigo aunque ¿cómo se puede tener bastante de nada?
Tendré que arrancarme los ojos.
Sí, tengo que cegarme.

...la presa que se cobra el olvido.

domingo, 19 de septiembre de 2010

No sé para qué escribo, si para que me lean o para dejar fuera de mí algunas palabras que me impiden seguir respirando.

Me he acostumbrado a refugiarme en las metáforas. Si no me entiendes te ofrezco una como quien ofrece el pan. Y espero que lo muerdas, deseo que lo muerdas, ya que no fui capaz de alcanzarte de otro modo.

A veces preferiría expresarme con facilidad, solucionarlo de una vez y continuar viviendo. Parece fascinante eso de: escribo. Y la gente dice: Oh, qué divertido, yo antes escribía mucho, yo una vez deje a medias una novela que algún día retomaré. Y no me siento identificada, es más, me suele importar un carajo. Ni siquiera pienso en la calidad de ese material porque suele ser producto de la manera o de los años.
Antes escribía mucho, más que ahora, nunca empecé una novela y cuando tecleo furiosamente en mi portátil o garabateo en mis cientos de cuadernos rayados lo hago porque no soy capaz de otra cosa sino, sería mucho más lúdica y seguramente, más promiscua.
Aún no he escrito por encargo económicamente satisfactorio; cierto que he escrito para alguien pero desde mí. En el acto de escribir reside un egoísmo terrible que supera las modas y las peticiones.
Lo escribo yo y ya valoramos qué hacer con ello o si decido mandarlo a la mierda.
Imagino que con un productor y/o editor las reglas cambian. No tengo ni idea ni viene al caso.

Me han preguntado alguna vez por qué escribo. Yo no suelo preguntar por qué eres diestro o por qué te gusta la sopa con mucha sal. Tampoco por qué tienes los ojos azules, -por mi padre- podría decirme más de uno. Desde luego, yo no escribo por mi padre (quizás sí contra él, en un intento desaforado de matarlo bien muerto) aunque podría haberme dado por decapitar hormigas o vender seguros para lucrarme. Ser millonaria sería una excelente venganza familiar.
Escribir no. Escribir te vuelve extraña a ojos de los demás. Quienes con suerte, creen que leyéndote (o viendo tus obras) te reconocen un poco tienden a justificarte; cuando no lo hacen, directamente se amplía el vacío porque no sé llenarlo de palabras pronunciadas porque si son escritas dejan de ser puras.
Es el juego de la terrible contradicción, de la enajenación permanente con la que se puede convivir, se puede hacer la compra.

No, no voy a ir por este blog de artista atormentada.

Puedo seguir viviendo y respirar peor; como lo de usar sólo una parte del cerebro, las acciones siguen siendo similares a las del resto del mundo.
Uso menos mis pulmones mas sigo respirando para no estar muerta; respiro peor si no escribo, así de simple. Se me queda encallado en la boca del estómago el mendrugo de pan que quise extenderte y no me atreví.
Me pregunto por qué demonios me ha dado por esto, con la de oficios útiles que existen, me agredo si hace algún tiempo que no escribo (de ahí la urgencia de este texto) releo páginas viejas y me parecen pura bazofia, si alguien me da la enhorabuena, me saca los colores mientras pienso: -no tienes ni puta idea, relee a faulkner- si estoy tomando una cerveza y he dejado un conflicto a medias busco cómo solucionarlo y rezo para que no regrese la duda en medio de un polvo, si he acabado una obra tiemblo con el punto y final. Si no la he acabado temo que dure más que el Señor de los anillos. Se me revuelven las tripas hasta el vómito cuando tropiezo con piezas ajenas que no cuentan nada, no pretenden contar nada y no van a contar nada para nadie, y cuando hablo de contar no me refiero al argumento sino a la propia nada ideológica (que no política) se me vuelven a revolver las tripas cuando asisto a éxitos comerciales cuyo mecanismo admiro en el otro extremo de mi polaridad.
Me mancho de tinta y de sangre ante todo lo que me queda por leer y aprender. Asco, rabia, alegría e inquietud a toneladas.
Dicen: mola dedicarse a la escritura. Y me pregunto cómo se siente un maniquí en el escaparate de una tienda de barrio obrero.
Ni siquiera sé a qué venían estas palabras.
Y menos hoy con el cuerpo presente de Labordeta en las noticias. Voy a justificarme, en definitiva es lo único que se me da realmente bien, con la idea de que fue un hombre ideológicamente libre.
Yo quiero ser libre.
En mi propia jaula de oro, con esa llave que hace tiempo me tragué.
Libre.
Libre para escribir: escribo. Libre para no tener que dejar de hacerlo.
Y respirar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Han sido diez días de absoluto frenesí.
Tengo una tendencia innata a meterme en líos. Y me plantearon un reto inalcanzable y allí que me lancé, arrastrando conmigo a aquellos incautos que se han querido fiar.
AGUA ha nacido como un compendio de emociones y deseos. También ha sido hijo del esfuerzo. Nos hemos medido las ganas. Y hemos tenido de todo: lágrimas, risas, algún grito...
Queda mucho trabajo por delante, muchísimo. La escena es una amante muy cara que no sólo hay que mantener, hay que darle muestras de afecto continuo, darle placer y escuchar sus necesidades. Sino enseguida se muestra caprichosa y se busca a otro.

AÚN NOS QUEDA EL 10 DE SEPTIEMBRE.

Hasta entonces quiero agradecer:
- A Elena, por ser la madre espiritual de todas nosotras y por su magia, no sólo en escena.
- A mis chicas, Devadasis, por bailar tan bonito y por unirse al proyecto con fe.
- A Jorge por sus manos, su ritmo y su sonrisa permanente.
- A Laura Lázaro, por estar en todo, a la luz, al sonido y lo más importante, a la parte humana.
- A Carlos Ceña, por memorizar, por dar eso en escena y por darlo fuera de escena.
- A Roberto, por llamarme para el embolao y encima, venir a vernos!
- A María por su voz sugerente y su capacidad para decir lo acertado en el momento justo.
- A Beatriz Galán, devadasi y fantástica fotógrafa.
- A Carlos por aguantar mis neuras con tanta paz, y pasarse una tarde entera dando vueltas a una foto para crear ese cartel maravilloso.
- A Anita del Arco, por venirse un lunes a templar mi histeria coreográfica y darme un punto de partida tan potente.
- A Fernando Epelde, por aportarme sus ideas, su apoyo y casi, su presencia en escena.

A todos aquellos que vinieron, a los que no vinieron pero vendrán, a los que sé que están conmigo aunque no puedan venir.

Este AGUA ES PARA TODOS:
GRACIAS

domingo, 29 de agosto de 2010

NUEVO MONTAJE


Y comienza a llover.
Un agua infinita para la que no hay cobijo.
Bajo la lluvia cómo no detenerse.
Bajo la lluvia cómo no preguntar.
Cómo no danzar.


domingo, 1 de agosto de 2010

La fiebre del oro

He atravesado el desierto en un carromato destartalado, del que penden objetos que ya no uso y palabras que almacené.
He cruzado medio país persiguiendo un sueño que unos pocos me vendieron y, que por poco, decidí adquirir.

Llego hasta el primer campamento y encuentro a otros como yo, gentes sin pasado y cuyo futuro permanece a la expectativa de lo que podamos hallar.
No sé lo que realmente les ha traído hasta aquí, tampoco me interesa, cada uno de nosotros tiene que luchar contra su propio agotamiento y contra el miedo a no alcanzar su objetivo.
Y bajo al río.
Me sumerjo hasta la cintura en el lodo, bajo un sol que me recuerda que todo está por encima.
Comienza la búsqueda.
Confío en que la corriente sepa limpiar lo que se filtra en el cedazo. El agua arrastrará las impurezas y hará brillar mi deseo. Este río desliza consigo mil siglos o tal vez, nunca haya sido el mismo.
Tampoco yo soy la misma desde aquella decisión. Hubo que arriesgarse y no fue mi vida lo que se ponía en juego; dejaba atrás una casa, una cena caliente, una cama compartida y una espera. Otra vida.
Quiebro las alas al sueño de mis padres. Ya nunca más seré lo que se debía ser.
Y eché a rodar por los caminos tras un sueño. El sueño del oro. Ése por el cuál podríamos matar y morir, ése que nos parecía mágico desde la oscuridad de la alcoba y que, tan duro parece cuando no llegamos, todavía, a alcanzarlo.
Anhelamos lo ausente. Despreciamos lo seguro- pienso tras todo el día mascullando recuerdos como arena húmeda.
Mi reino por una pepita, todos mis sentidos al servicio de un destello que apretar en el puño cuando se ponga el sol.
Puede tratarse de una micra, menos que un beso, el equivalente a una mirada de ternura o poco más que una caricia robada. Yo no quiero robar, quiero encontrar.
Los hombres cantan a lo que no tienen, beben por lo que perdieron.
Yo no sé cantar y bebo menos de lo que perdí.

Algo brilla entre los restos del día, algo minúsculo, oculto. Debo entornar los ojos para percibir su contorno. ¿Una palabra de amor? Parece un "ya lo sabes, no hace falta que te lo diga" tal vez, se trate de un dar por hecho. Desconozco su valor; otros habrán de tasármelo en su justa medida sin la emoción del hallazgo, sin el cansancio acumulado. Me dirán: tranquila, pequeña, no es para tanto. Y diré: es mío, me ha llevado media vida llegar hasta aquí.
Y reirán porque lo que he encontrado ni siquiera podría engarzármelo en el pecho. Mío, mío, mío. Mío para mí.
No he venido a hacerme rica, aún no me ha poseído la fiebre del oro que ciega a los buscadores y les borra la ilusión de la memoria. Aún no se me ha inflamado el cerebro, solamente la piel.
Busco porque nunca me gustó esperar. 

Cuentan que existen pepitas que abren todas las puertas, que derriban los muros más altos. Se cuenta que tienen el tamaño de un huevo de avestruz, como el corazón de un hombre.

¿Habrá pepitas como el corazón de una mujer? ¿Podré entonces ocupar su hueco con ella?
     
Busco. 

miércoles, 9 de junio de 2010

No a que te digan: espera.
No al "vuelva usted otro día".
No a "eres demasiado joven".
No a "ya no eres lo bastante joven".
No a los silencios cómodos para evitar las situaciones incómodas. Si ha surgido la crisis es porque hay algo que solucionar.
No a la milonga sin mambo.
No al golpecito en el hombro, no a la sonrisa transversal y no a la foto fija.
No al aguardar el milagro sin, ni siquiera, tener un santo al que encomendarse.
No a todo el monte es orégano.
No a la eterna comprensión no a la complacencia.
No a la autocomplacencia.
No a la mala educación y no a la escasa memoria.
No a justificarse si no hay nada válido que justificar.
No digas que NO te lo avisé.
NO hay nada peor que no saber lo que uno quiere
¿NO?

lunes, 31 de mayo de 2010

Para qué

Para qué mi voz y estas líneas. Cuando recorro mi paisaje interior con temor a encontrar algo más que me dañe, algo que otros puedan hallar que no quiero que conozcan.
Escribo para entenderme. Lo hago público para que me entiendan y aún así, no tengo claro que eso sea posible, que sea lícito y que no sea más que pornografía emocional repleta de malformaciones.
No me gusta sentirme perdida. Sé que es necesario. Perderse para encontrarse, perder a alguien para que te encuentre, dejarse perder y no echarse a perder.
En un mundo en que se mata y se tortura, se invade lo público y lo privado, se resta importancia a lo esencial y la frivolidad se convierte en la moneda de cambio, me siento perdida. Y busco algunas palabras que den en la diana como ancla a la realidad cuando la locura se convierte en un plato tan apetecible...
¿Es posible que sirva para algo?
¿Qué podemos hacer desde la palabra o la intención?
¿Puede el arte mantenernos en lo humano?
Quizás dejamos de serlo hace tanto tiempo... que no somos capaces de asimilar la pérdida.
Pero algo podremos hacer, algo, no sé qué.
Sí, lo sé, no lo digas, mi entusiasmo es fascinante.
El entusiamo, en definitiva, sigue relacionado con la locura.

A partir de ahí ¿hacia dónde?
¿lo sabes tú? ¿y tú?
vamos? vienes? voy?
llego? te llego?

Para qué preguntar.

martes, 25 de mayo de 2010



La fascinación de lo difícil
Ha secado la savia de mis venas
sustrayendo la alegría y el natural contento
de mi corazón. Hay algo que daña nuestro potro
Para que tenga, como si no tuviese sangre sagrada
Ni hubiese saltado en el Olimpo de una nube a otra,
Que estremecerse bajo el látigo, las dificultades, el sudor y el sobresalto
Como si arrastrase un carro gravero. Malditas sean las obras teatrales
Que hay que montar de cincuenta maneras...

W.B.Yeats

lunes, 24 de mayo de 2010

Mi voz

Pregunto por mi voz.
¿Alguien la ha visto por ahí?
Es una voz redondita con ciertas pretensiones afiladas. Dice siempre saber dónde va pero se pierde más a menudo de lo que debiera.
Quizás la hayan escuchado deslizarse entre conversaciones de bar o asirse al instante entre dos silencios. Pasa como un ángel aunque sin intención de redimir.

Mi voz ha conocido mundo en las vidas ajenas y cuando alguien, alguna vez, le pregunta: y tú? se reduce tanto que cabría en el surco de una mano.
Por ello, ahora la busco.
No sé si perdió o alguien quiso saberla. No sé si marchó en busca de aventuras y no encontró el camino de vuelta.
Si la encuentran, traíganla porque tengo algo que decirla.

martes, 27 de abril de 2010

"Proyecto Bruckner" ha nacido para la escena.
Ha sido un trabajo duro, intenso y emocionante. Han venido unos en lugar de los que se fueron. Nos hemos reído como niños y hemos llegado a odiar de lo que estábamos hablando; porque éramos nosotros mismos en el espejo del tiempo.

Me arranqué este texto, palabra por palabra, de mis horas no vividas en la calle y de recuerdos que creí enterrados. Con cada una de estas palabras podría herirme o matar pero lo llevo a escena y dejo que se desangre bajo los focos.
Después de esto, aprenderé a mantener la boca cerrada.

He querido compartir esta fase con mi gente y alcanzar, quién sabe, a otra gente.
Ellos a cambio, se han entregado. Y nunca dejaré de agradecérselo.
GRACIAS

domingo, 11 de abril de 2010

FUNERAL BLUES

Stop all the clocks, cut off the telephone,
Prevent the dog from barking with a juicy bone,
Silence the pianos and with muffled drum
Bring out the coffin, let the mourners come.

Let aeroplanes circle moaning overhead
Scribbling on the sky the message He is Dead.
Put crepe bows round the white necks of the public doves,
Let the traffic policemen wear black cotton gloves.

He was my North, my South, my East and West,
My working week and my Sunday rest,
My noon, my midnight, my talk, my song;
I thought that love would last forever: I was wrong.

The stars are not wanted now; put out every one,
Pack up the moon and dismantle the sun,
Pour away the ocean and sweep up the woods;
For nothing now can ever come to any good. 
W.H. Auden

viernes, 9 de abril de 2010

(...) "Me doy cuenta de que al correr hacia Y lo que más deseo no es encontrar a Y al término de mi carrera: quiero que sea Y la que corra hacia mí, ésta es la respuesta que necesito, es decir, necesito que sepa que corro hacia ella pero al mismo tiempo necesito saber que corre hacia mí. La única idea que me reconforta es, sin embargo, la que más me atormenta: la idea de que si en esta momento Y corre hacia A , también ella cada vez que vea los faros de un coche que va hacia B se preguntará si soy yo el corre hacia ella, deseará que sea yo y no podrá jamás estar segura. Ahora dos coches que van en direcciones opuestas se han encontrado por un segundo uno junto al otro, un resplandor ha iluminado las gotas de lluvia y el rumor de los motores se ha fundido como en un brusco soplo de viento:  quizás éramos nosotros, es decir, es seguro que yo era yo, si eso significa algo, y la otra podría ser ella, es decir, la que yo quiero que ella sea, el signo de ella en el que quiero reconocerla, aunque sea justamente el signo mismo que me la vuelve irreconocible. 
Correr por la autovía es el único modo que nos queda, a ella y a mí, de expresar lo que tenemos que decirnos, pero no podemos comunicarlo ni recibirlo mientras sigamos corriendo"
Los amores difíciles.
Italo Calvino.

martes, 6 de abril de 2010

Dos puntos. Punto.

Tener y no tener.
Querer y no querer.
Desear el peligro y temer al deseo.
Dar y no recibir.
Recibir y no permitirme dar.
Soñar despierta.
Dormir insomne perdida.
Guardar en la boca del estómago una palabra tuya, que no se pronuncia.
Contemplar cómo el desastre lo va invadiendo todo igual que una lengua de fuego. Y cerrar los ojos para sentir su calor. Y abrigarme ahora, porque se apagará en mi cuerpo; helado y exhausto, sangrante y calmo.
Anochezco en este principio.
Y digo: adiós, digo: qué pena, digo: jódete.
Callo y caigo.
Me levanto y ando.
Camino ¿camino?
Al menos, tengo. Menos mal que me tengo.
Me tengo en pie, tengo un abrazo cuando lo necesito, mantengo los ojos abiertos de par en par. Siempre; es mi retrato exacto en la medida del caos.
No basta con entender.
Puedo ser poco alegre. Puedo perderme en la maraña de calles. Puedo buscar el filo de las cosas y de las palabras. Puedo componerte una canción o cocinar. Pero no lo haré.
Y digo: punto.
(.)

viernes, 2 de abril de 2010

Las tierras galegas me han aportado varias cosas: la primera y como es habitual, una enorme paz, algo enormemente necesario en mi vida. La segunda, el recordatorio de por qué hago lo que hago y con quién.
La tercera un cartel, el germen de un nuevo proyecto y las ganas para emprender algo bonito. He de dejarme sorprender y he de sorprender.

Si Fátima y yo nos hemos metido en este hermoso lodazal que sea juntas, con Estrella Galicia o Mencía de Valdeorras.

Y tenemos cartel definitivo.

viernes, 26 de marzo de 2010

FURIA

Yo no quiero gustarte.
No pretendo que te interese lo que digo ni las palabras que coloco por escrito, una junto a la otra.
No me interesa fascinar ni con mi esencia ni con mi mensaje.
Yo no voy a convencerte de nada ni a prefabricarte ideas. Mantén las tuyas si acaso las tuvieras y defiéndelas a muerte porque es lo que te identifica.

Yo ni siquiera ansío caerte bien, existe cierta afinidad inconsciente que une a determinadas personas y las sitúan como a mis palabras. Culpemos al azar.
Probablemente, tampoco merezcas que yo te caiga bien porque eso me llevaría a quererte de alguna absurda manera. Y las maneras absurdas dañan.

He dejado un espacio angosto entre tu criterio y mi ego por si sucede el milagro. Y el túnel se va cerrando a medida que la decepción entra en escena.
No se puede tener criterio mirándose los pies. Sería un criterio de mierda, o por lo menos, a ras de suelo.

Esperaba que tus palabras correspondieran a tus actos, será que el teatro me ha pervertido y evalúo las acciones como lo veraz. Y aún así, siempre confío en un plan b, en un mal entendido.
La vileza me provoca furia.
Me la arranca de las entrañas y extrae de mí una voz grave que no titubea si tiene que herir. Una voz que no suele gustar. Pero no pretendía gustar.
Es una lástima.
Detesto profundamente las maneras, las poses, la rebeldía barata, la inconsciencia, el compromiso hecho de ceniza. Detesto la verdad al peso y el: -Tía, no te pienses que...-
Lo pienso, ten por seguro que lo pienso. Y si lo pienso lo sé, y si lo sé actuaré en consecuencia. Después de todo, no creo ser mejor que tú. Quizás más coherente.
Eso sí, más coherente.

Necesitaba escribir mi voz en la pantalla y llamarlo por su nombre.




 






 

lunes, 22 de marzo de 2010

BIENVENIDA AL MUNDO

Alicia acaba de nacer.
Llora aquí al lado y reclama mi afecto, mis ojos, necesita que la repase una otra vez para que pueda dormir.
Manzanas podridas será siempre el texto del cambio.
Aquí acaba una etapa y comienza otra.
Con ella muere el dolor y la furia. Desaparece la garra en la garganta y la pena en los ojos. La inseguridad por el juicio ajeno, el no saber bien si lo que haces es lo correcto. El andar a ciegas, a tientas, a torpes pasos.
Cada texto desdobla un poco mi alma. Papiroflexia con mis emociones.
También sé que desapareceran las historias ambigüas, las horas muertas sobre el teclado.
Necesito saber que soy. Necesito descubrir dónde estoy y con quién. Nada más. No pido tanto.
La luna la bajo yo para escribir encima, las palabras las voy tejiendo para hacerme un traje a medida, la sonrisa brota siempre, lo cóncavo reclama lo convexo.
He cumplido una promesa.
He besado.
Y no guardo rencor.
Echo a andar sin saber bien hacia dónde.
Y me gusta saber que lo hago- lo estoy haciendo.
Bienvenida, hija mía.
Tuyo es el mundo

martes, 2 de marzo de 2010

No sé por qué
Comienzo a vivir en esta cuesta arriba que se me hace el día y acuden a mi cabeza como perros hambrientos canciones del pasado. Algunas ni siquiera supe cuán importantes eran hasta hoy. Las busco, las escucho y me las clavo en la carne como una encrucijada de besos, de latidos inmóviles.
Ya no duelen desde el fuego ni desde la piel, duele más profundo en un punto más allá de la carne que se abre se abre y no deja pasar la luz.
Estoy feliz porque han dejado de cargar con un nombre y con un acontecimiento. Traen un olor, el roce de una espalda pero no traen la nostalgia de retomar, ni siquiera la de dónde fueron a parar los restos del naufragio.
Estoy triste porque me parten en dos, en cuatro en un millón de diminutas lauras con ojos abiertos de par en par. Casi dejo de creer.
Casi
http://www.youtube.com/watch?v=INgXzChwipY

domingo, 28 de febrero de 2010

Tarde de domingo

Nunca serán suficientes ni los besos ni las palabras.
Seguiré buscando por encima de la gente, al otro lado de la sombra.
Digo lo que pienso, tengo esa fatídica manía. Pienso mucho y resuelvo poco es la única explicación.
Cuando el dolor no es suficiente me abro heridas con letras de canciones, con vasos manchados de carmín. Y lloro, lloro por dentro como lloran los animales.
Llaman a eso talento; entonces, río.
No habéis conocido la noche en que quise fundirme con el suelo, ni el vértigo que produce una fosa abierta con tu nombre. No tenéis ni puta idea de lo que significa vagar por una ciudad que te devuelve tu imagen extranjera.
Entregué algo hace tiempo y no me lo devolvieron. Ya no me importa.
Es el vacío de las miradas lo que acrecienta mi furia. Y mi furia es tan eterna como lo son las noches de excesos.
No voy a encontrarlo no voy a encontrarlo. Nada sabe completarme, nada encaja como esa llave que siempre amanece manchada de sangre.
Cállate y sé tú.

jueves, 25 de febrero de 2010

El síndrome de Lot

Siempre es lo mismo, nunca es igual.
Conozco a alguien  que no quiere mirar. No mantiene los ojos cerrados, ve, pero su foco está dirigido hacia dentro y hacia aquello que le sucede a ras de piel. Ignoro si se mira el omblogo o solamente al espejo pero sé, hay cosas que sé, que si mirara más allá se resquebrajaría su mundo.
Conozco a alguien ue huye hacia delante. Ha echado a correr sumergido en una nube liségica y se ha anestesiado el alma a base de extenuarse el cuerpo. El día que se detenga, porque ese día llegará, no podrá evitar mirarse a los ojos.

Y me pregunto en qué lugar situarme.
¿No quiero mirar?
¿No permito que mire mi cuerpo?
 Me temo ue he emprendido una carrera a la deriva con los ojos cerrados y que la ostia que me voy a pegar va a ser magistral. Sólo así aprendo.
EN SAL, QUIERO CONVERTIRME EN SAL.

domingo, 21 de febrero de 2010


Ya está
Llora, canta, ovíllate como un feto y olvida por unos momentos, esta intensa sensación de "estar cargando el cuerpo"
Pasó la muestra de la Cuarta, y dejó un reguero en mí de pequeñas hogueras. Alicia ha dado sus primeros pasos con vacilación, sin demasiada confianza en mí. Confunden a Alicia conmigo. Hay una Alicia en mí, qué duda cabe. Existe una niña insegura que se partiría la boca con la vida con tal de pasar desapercibida, pero Alicia tuvo un nombre y su final. Por ella he movido, removido y conmovido mi escritura.
Creo que la he traicionado. Y siento sus ojos clavados en mi nuca como si quisiera una respuesta que aún no conozco.
Me duelo por las palabras.
¿Dónde van a morir las caricias que no hallan lugar? dice Clara

Y hoy, tras esta noche extraña de infinitos gestos congelados me lo pregunto más que nunca.

domingo, 31 de enero de 2010

Seguimos a Alicia

Clara cantaba una nana a Paloma cuando de niña, sentía miedo. Intentaba llevársela a ese terreno maravilloso del sueño.
A Alicia probablemente, nunca le cantaron una nana por eso sus miedos permanecen con ella y crecen con su cuerpo y entorpecen ese cuerpo.

Nana de Sevilla. Lorca y la Argentinita, 1931


No recuerdo si me cantaban nanas, sé que a veces me canto yo una, intentando aplacar amaneceres como éste, en el que presiento la pena de haber perdido algo de mí en otra mirada, cuando creo que nunca reuniré las piezas que he ido esparciendo en la gente que amé o en la que deseé amar.
Y duele, duele con furia, con rabia, como una patada en el vientre, duele como sólo duelen las cosas que ya pasaron y las que pudieron pasar.
Soñemos.
 

jueves, 28 de enero de 2010


Sólo vine a ver el jardín.
Tengo frío en las manos.
Frío en el pecho.
Frío en el lugar donde en los demás se forma el pensamiento.
No es éste el jardín que vine a buscar
a fin de entrar, de entrar, no de salir.


Por favor, no creas que me lamento.
Si comprendieras la voluptuosidad de comprobar.


Me amaron, a lo menos eso dijeron,
muchos me amaron porque no soy parecida más que a mí
y por otros imponderables más bellos que la sonrisa de la Virgen de las Rocas.
Yo, ahora, creo amar y me siento acabada, epilogada.
¿Cómo aprender los gestos primarios
de las pasiones elementales?


No me consuela
ALEJANDRA PIZARNIK 1972

martes, 26 de enero de 2010

Sucede en algunas ocasiones:
comienzas una escena con algunas, pocas, cosas claras, que si el personaje que si el conflicto que si la trama... Escribes dos o tres líneas, las consideras cojonudas.
Escribes tres líneas más, suena el teléfono, te entra hambre, consultas el mail... y lees lo anterior. ¡Una puta mierda es!
Y borras o modificas.
Hay que seguir adelante, tu reloj interno te exige seguir :¡NO HAY TIEMPO, NO HAY TIEMPO! dice el Conejo Blanco de Alicia.
Pero no sabes por dónde retomarlo, se ha cortado la conexión, has perdido el hilo de Ariadna.
Y esperas un milagro que no siempre llega.
No sirve de nada enfadarse, ni pensar en dejarlo. Escribir es una droga demasiado atractiva a la que se vuelve siempre.
SIEMPRE

jueves, 21 de enero de 2010

En MARCHA

Ya estamos
Alicia ha echado a andar sin pedirme permiso. Pero siempre ha sido una niña muy independiente con muchas cosas que contar.
A mitad de texto compruebo las palabras van a alguna parte. No sé dónde pero van, y se clavarán en el centro de la diana porque así debía ser.
Podéis pasaros por el blog de la Cuarta Pared y acompañarme en este viaje.
BLOG EN BLANCO 09

jueves, 14 de enero de 2010

MALDITA CAFETERA!

O no... maldito pc que no me deja enviar enlaces de canciones.

Así que aquí los pongo.
Qué se iban a librar... seguro

http://www.youtube.com/watch?v=unAmdC0-0B8


Y otra de Aranis para quien no lo pudo ver (DE PROPINA)
http://www.youtube.com/watch?v=XDT2lDmPfz8

martes, 12 de enero de 2010

Hoy en el ensayo me metían en una trampa para osos, buscar referentes a mis personajes: ¡TIERRA TRÁGAME! debí decir, pero sólo he acertado formular frases inconexas mientras pegaba zarpazos a mis neurones. Yo sé pero no me hagáis decirlo.
El caso es que Alicia, mi ALicia, es una mezcla de muchas cosas y es una estrella fugaz. Un referente sin duda, es la poeta norteamericana Sylvia Plath, su lúcida y alucinada manera de ver el mundo ha aportado una simiente a este personaje.
Este poema habla por sus ojos, habla de un amor que odia y de un intenso recuerdo que ni siquiera le pertenece. 
Además, es un placer.


Daddy
Ya no me quedas no me calzas más
zapato negro, nunca más.
Allí dentro vivía como un pie
durante treintaitantos años, pobre y blanca,
sin atreverme a respirar ni decir achú. 

Papacito he tenido que liquidarte.
Estabas muerto antes de que hubiese tenido tiempo 
Pesado como mármol, talega llena de Dios,
estatua lúgubre una sola pezuña parda
Grande como un sello de San Francisco. 

Una sola cabeza sobre el caprichoso Atlántico
Donde derrama granos verdes sobre el azul
Aguas afuera de la hermosa Nauset.
Me acostumbré a rezar para que volvieras.
Ach, du. 

En la lengua alemana, en el pueblo polaco,
Raídos, nivelados por la aplanadora
De las guerras, las guerras, las guerras.
Pero el nombre del pueblo no es extraño.
Dice mi amigo el polaco. 

Que hay más de una docena
De modo que no puedo acertar dónde
Tú pusiste la planta, tu raíz,
Yo nunca pude hablarte
Se me pegaba la lengua al paladar. 

Se trabó en una trampa alambrada de púas
Ich, ich, yo, yo.
Apenas si podía hablar,
Creía que todo alemán eras tú
Y el obsceno lenguaje

Una máquina, era una máquina 
Insultándome como a una judía.
Otro judío a Dachau, Auschwitz, Belsen.
Como judía empecé a hablar
Y pienso que muy bien judía puedo ser. 

Las nieves del Tirol, la cerveza de Viena
No son tan puras ni tan auténticas.
Con mi linaje gitano y mi extraña suerte
Y mi mazo de Tarot, mis cartas de Tarot 
Muy bien puedo ser algo judía. 

Siempre te he tenido a ti
Con tu Luftwaffe, con tu glugluglú,
Y tu recortado bigote
Y tu ojo ario, azul celeste.
Hombre-panzer. Oh, tú... 

No Dios, sino una esvástica
Tan negra que ningún cielo podría cernirse.
Toda mujer adora a un fascista,
la bota en la cara, el brutal
brutal corazón de una bestia como tú. 

De pie estás en la pizarra, papi,
En la fotografía que tengo de ti,
Una hendidura en la barbilla
En vez de en tu pie.
Pero no menos demonio por eso, no,
No menos que el hombre de negro. 

Qué puso freno a mi lindo y rojo corazón
Tenía diez años cuando te enterraron.
A los veinte intenté morir
Y regresé, regresé a ti
Pensé que hasta mis huesos volverían también. 

Pero me sacaron de la talega
Y me reconstruyeron con goma.
Y entonces supe qué hacer.
Hice un modelo de ti.
Un hombre de negro con aire de Meinkampf. 

Amante del tormento y la deformación
Yo dije sí, sí quiero.
Así, papito, he terminado al fin.
El teléfono se arrancó de raíz,
Las voces ya no pueden carcomerme más. 

He matado a un hombre, he matado a dos 
Al vampiro que dijo ser tú
Y bebió de mi sangre todo un año,
Siete años si quieres enterarte,
Papito, puedes descansar en paz ahora. 

Hay una estaca en tu negro, burdo corazón,
A los aldeanos nunca les gustaste.
Están bailando y zapateando sobre ti,
siempre supieron que eras tú
Papito, papito: escúchame bastardo, acabada estoy. 
De Ariel

lunes, 11 de enero de 2010

Voy a actualizar el blog porque han pasado muchas cosas y ha pasado el tiempo. Voy a escribir unas líneas que me extraigan el veneno que se arremolina en mi sangre.
Voy a maldecir al cielo por no poner nombres concretos y sobre todo, por no contaminar mi escritura.
Llegó la Cuarta Pared, llegó el Año Nuevo, llegó la nieve.

Yo sé, sé algunas cosas.
Entrego mi corazón por las cosas que quiero. Lo hago desde niña y no he aprendido la lección. Me entusiasmo (de locura, de frenesí) con la gente y lo que es peor, confío en ellas.
Con toda la estupidez y con toda mi aparente bondad me trago el anzuelo y siempre voy a parar al lecho del río.
Puede que no me explique bien o sobre todo, a tiempo. Hay espuelas que duelen más cuando se recuerdan que cuando se clavaron.
Hay odio, desilusión, furia, hay una rabia eterna por tener algo que decirte y no ser capaz de decirlo. Hay un fondo del mar habitado por mil monstruos y todos ellos, reposan en mí.

La puta vida, el puto teatro, los putos amigos, los putísimos jefes, los putos amados, la puta esperanza y la fiebre del oro.
Y de nuevo en la cuerda floja. En el borde de tu tejado.
Tú, sí, tú... ¿me abres la ventana?
Decepción dos mil millones.
Laura, cuándo aprenderás a no querer.

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