lunes, 31 de mayo de 2010

Para qué

Para qué mi voz y estas líneas. Cuando recorro mi paisaje interior con temor a encontrar algo más que me dañe, algo que otros puedan hallar que no quiero que conozcan.
Escribo para entenderme. Lo hago público para que me entiendan y aún así, no tengo claro que eso sea posible, que sea lícito y que no sea más que pornografía emocional repleta de malformaciones.
No me gusta sentirme perdida. Sé que es necesario. Perderse para encontrarse, perder a alguien para que te encuentre, dejarse perder y no echarse a perder.
En un mundo en que se mata y se tortura, se invade lo público y lo privado, se resta importancia a lo esencial y la frivolidad se convierte en la moneda de cambio, me siento perdida. Y busco algunas palabras que den en la diana como ancla a la realidad cuando la locura se convierte en un plato tan apetecible...
¿Es posible que sirva para algo?
¿Qué podemos hacer desde la palabra o la intención?
¿Puede el arte mantenernos en lo humano?
Quizás dejamos de serlo hace tanto tiempo... que no somos capaces de asimilar la pérdida.
Pero algo podremos hacer, algo, no sé qué.
Sí, lo sé, no lo digas, mi entusiasmo es fascinante.
El entusiamo, en definitiva, sigue relacionado con la locura.

A partir de ahí ¿hacia dónde?
¿lo sabes tú? ¿y tú?
vamos? vienes? voy?
llego? te llego?

Para qué preguntar.

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